El propósito de determinar la concentración de fibras de amianto en unas aguas es el de contar con información precisa sobre la cantidad de amianto presente en el agua para asegurar que se cumplen los estándares y regulaciones establecidos para garantizar la seguridad del suministro de agua.

Para determinar la concentración de fibras de amianto en agua (fibras por litro) se debe realizar un muestreo, y su posterior análisis en un laboratorio externo e independiente.

La investigación sobre el amianto en aguas superficiales y potables comenzó hace varias décadas, cuando surgieron algunas evidencias sobre los riesgos para la salud relacionados con la ingestión de fibras. Un estudio de la U.S. National Academy of Science (1983) encontró que una concentración en agua potable igual a 2 × 10⁵ f/L puede inducir cáncer gastrointestinal en un habitante de cada 10⁵ cuyo consumo de agua potable es de 2 litros/día en un período de 70 años. Los niños tienen un mayor riesgo porque beben un mayor volumen de agua por peso corporal. El mismo estudio también encontró que las fibras de menos de 10 μm no representan un peligro. Así, la USEPA estableció en 1991 un Nivel Máximo de Contaminante de 7 millones de fibras > 10 µm por litro como estándar primario legalmente exigible para el agua potable, para proteger del riesgo de desarrollar pólipos intestinales benignos (USEPA, 2021). Dicho valor límite ha sido tomado como referencia también por otros países (Malinconico et al. 2022)

La legislación europea relativa a la calidad del agua no contiene valores límite para el amianto en el agua potable (Malinconico et al., 2005; Parlamento Europeo y Consejo, 2020).

En España tampoco existe un valor límite para la concentración de fibras de amianto en agua potable, ni de ningún otro tipo.

Por otro lado, tampoco existe aún en el Estadio español homologación de laboratorios para análisis de fibras de amianto en agua bajo ningún método. Tampoco existe homologación de laboratorios para análisis de fibras de amianto mediante microscopía electrónica sea esta SEM (microscopía electrónica de barrido) o MET (microscopía electrónica de transmisión). Es por ello por lo que cuando es necesario un análisis de esta tipología, ACM-2020 acude a laboratorios homologados y acreditados por organismos estatales de países vecinos.